Las Caminatas con Mamá Irma
Las Caminatas con Mamá Irma
Recorrer con Mamá Irma los alrededores del hospital es una de las experiencias más maravillosas que he podido tener.
Les cuento uno poquito sobre Irma. Irma es una preciosa mujer proveniente de México y residente en California. Ella es madre de un chico diagnosticado con deficiencia gata2, al igual que yo. Irma es una mujer y madre ejemplar; a simple vista observas a una persona de carácter fuerte por fuera y suave por dentro. Ella tiene un ángel interior indescriptible de explicar; su don de solidaridad y empatía es inigualable. Ambas, cada una desde nuestro panorama, sufrimos de igual manera, yo como paciente y ella como madre de tener que ver a su pequeño hijo pasar por todo un camino de malestar e incomodidad por causa de la enfermedad. Ahora mismo él se encuentra en la fase de recuperación después de ser trasplantado y con la ayuda de Dios esperamos que todo marche bien para que él vuelva a tener una vida normal, dentro de lo que llamamos normalidad.
Las caminatas con Mamá Irma son de las más agradables, mientras caminamos y recorremos los lugares más recónditos del hospital, al mismo tiempo vamos intercambiando experiencias, contando historias y anécdotas de la vida. Tratamos de que la realidad no sea tan amarga y la disfrazamos con un poco de humor, pláticas casi a diario y disfrutamos de lo que vamos apreciando durante nuestro recorrido. Las caminatas con Irma me trasladan a historias de amor en la vida real, anécdotas bastante interesantes y graciosas de méxico, sentir nostalgia de estar lejos de nuestros seres queridos y nuestro país, y también tristes tragedias que lastimosamente han pasado.
Por otra parte, cada una de nosotras va obteniendo la mayor parte de información posible en este proceso, para luego ponernos al día e intercambiar ideas, y ambas estar completamente informadas de todo lo que pasa relacionado con nuestras situaciones en particular y las de otros pacientes/familiares que se han sentido de alguna manera identificados con nosotros y han compartido su experiencia.
Mamá Irma y yo nos hemos hecho muy buenas compañeras. Con ella he aprendido a conocer nuevos lugares y hasta dónde lavar mi ropa dentro del hospital. Irma más que una amiga, se ha convertido en una madre adoptiva para mí. Juntas nos brindamos apoyo mutuo dentro y fuera del hospital para saber cómo está cada una, saber sobre la recuperación de su hijo y cómo me siento tomando los medicamentos en casa. En verdad le he cogido bastante cariño porque ella ha estado presente en los momentos más puntuales y críticos desde mi tercera hospitalización en el NIH. Le estaré agradecida eternamente.
Gracias mamá Irma por todo tu amor y entrega incondicional hacia mí!
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